Tienen fortalezas y debilidades humanas como podemos ver en el mito de la génesis de la piedra de la Paz: Dos piedras machos se enamoraron de una piedra hembra. Ambos pelearon por la hembra, la querían para si, ninguno quería abandonar su propósito.
Gran agitación se produjo en la carpa celestial, una tensión insoportable se iniciaba.
Cuando entonces los dioses decidieron terminar con esta situación.
Transformaron a una de las piedras machos en una maravillosa piedra enviándola abajo, hacia la madre tierra, hacia Aotearoa. Lo nombraron “Pounamu”.
Es la piedra enviada por los dioses, la piedra de la paz…Desde este momento los antepasados maori viajaron por el inmenso Océano Pacifico en busca de la piedra de las piedras, la piedra que crearon los dioses. Al llegar a las costas de Aotearoa (Nueva Zelanda) y al río de la gran “energía”, encontraron la piedra, la piedra que crearon las estrellas. Su búsqueda había terminado, esta era la piedra que reflectaba los colores del agua, de los bosques y del cielo. La tomaron en sus manos, sintieron su energía, su fuerza para curar hombres y tierras.
Así entonces hacer nacer en todos los hombres el hijo de la Paz…
Según cuenta la leyenda, la piedra redonda ubicada en el Ahu Te Pito Kura fue traída por el legendario rey Hotu Matua desde su tierra natal Hiva.
Desde su interior irradia el poder espiritual de sus ancestros…”Mana”.
Dice también la leyenda que en el ahu Te pito Kura, cada cierto tiempo se reunían los Maori (sacerdotes), Taotes (curanderos) y un jefe Matatoa (guerrero). Donde elegían entre los jóvenes a los nuevos matatoa o maori.
Quien levitara la piedra seria maori y quien la moviera usando la fuerza seria matatoa.
Como anécdota en la actualidad, si pones sobre la piedra un reloj de maquina este se detiene, o si pones una brújula esta se desorienta.
También se dice que si una mujer se sienta sobre la piedra central, aumentara su fertilidad y sensualidad.